Otras letras

viernes, 24 de abril de 2015

A LA ESPERA

Fotografía: ©Patricia Helena Vélez.
Corolas carismáticas
de pétalos al viento
ajados por el tiempo
esconden los misterios
del río de pensamientos
vestidos de silencio
que fluyen mente adentro
en la hora de la quietud
para el agrietado cuerpo.

Un cofre de memorias abierto
guarda los fotogramas en movimiento
del tren de secuencias que van quedando
encubiertas tras el telón del presente
entre una bruma de sombras
a orillas del olvido seductor
que pestañea enigmático
intentando enamorar los recuerdos
y dejarlos sonámbulos en la oscuridad.

La copa de los sueños casi vacía
se llena de espejismos de cuando en vez
y las esperanzas imaginarias
le dan brillo al horizonte infinito
pintado como un cuadro fuera de la ventana
en el cielo que ve desde la cama
donde proyecta su viejo e indomable espíritu
cansado de los días, las noches y la carne
a la espera de un éxtasis perenne.

Patricia Helena Vélez.
©Todos los derechos reservados.

jueves, 23 de abril de 2015

PÁJAROS ESPINOS

Fotografía: ©Patricia Helena Vélez.
Somos soldados derrotados buscando en el campo de batalla desolado, los restos de los muertos; nos resistimos a aceptar que fuimos por los sueños y perdimos.  El amor es un fantasma en los latidos y deambula por el pensamiento fugitivo.  Los dos estamos tristes, solitarios y vencidos.  Reverbera el hastío del vacío y pervive esa presencia invisible que se burla del olvido, mientras volamos sin rumbo como pájaros espinos.

Patricia Helena Vélez.
©Todos los derechos reservados.

miércoles, 22 de abril de 2015

EL PRECIO

-Las circunstancias pueden ser un campo minado de trampas difíciles de eludir, en el que se camina sobre el riesgo, hasta que se cae en una de ellas.  Terminé metido en el negocio de la muerte, porque todo tiene consecuencias y una cosa a veces conduce a otra automáticamente.  Siempre hay que pagar un precio, nada en este mundo es gratis, ni siquiera lo que el dinero no puede comprar; el cobro llega tarde o temprano de alguna parte.  Este fue el oficio en el que me enrolaron las coyunturas de la vida, pero yo no soy malo, hombre.

-Usted lo ve así Eusébio, pero andar matando cristianos, sea por dos pesos o miles, es demoníaco.  ¿Acaso carece de remordimientos?  Para qué tiene el escapulario en el tobillo, se da bendiciones y le reza a la Virgen, cuando está viviendo la existencia del condenado.

-¡Ah!, cállese viejo, deje de hablar con voz de santo, no le va tirárselas de gallinazo solapado; la tía me ha contado sus historias.

 -  No me saque los trapos al sol, están secos.  Años hace que me convertí al trabajo honesto.  Mejor piense, porque cualquier día le van a dar de lo mismo que se la pasa repartiendo y va a caer como un trompo, sin tiempo de arrepentirse en los últimos estertores para salvarse del infierno, donde ya compró tenebroso lote con sus actos.

Instantes después fueron interrumpidos.  Un joven bajó de una motocicleta, se acercó a Eusébio, y le hizo tres disparos certeros a quema ropa en el pecho, con el arma que escondía entre la chaqueta.   

El tío murmuró, -No quise ser ave de mal agüero hijo-, pensando que no era con él, pero el matón aún no había terminado su labor.

Patricia Helena Vélez R.
©Todos los derechos reservados.

martes, 21 de abril de 2015

LÍNEAS PARALELAS

Fotografía: ©Patricia Helena Vélez
El sonido de mi nombre en el vacío de tu boca sonó como una cuerda destemplada de guitarra y mi voz cayó al abismo abierto entre las almas. Las palabras no salvan las distancias, a la sombra de tantos desencuentros perdieron su significancia. Las líneas paralelas nunca se encuentran en un vértice y la existencia muchas veces es incongruente, así que sólo hagamos un remanso del silencio y acabemos esta callada guerra. No podemos caminar descalzos en la nieve, ni sembrar los sueños en áridas praderas; es hora de alcanzar otras estrellas, la nave de la vida nos espera.
Patricia Helena Vélez.
©Todos los derechos reservados.

lunes, 20 de abril de 2015

FRAGMENTOS DE UN DIARIO

Nada en espera, ni voy a ninguna parte. Los días se suceden y lo único que cambia es el tiempo, llueve, sale el sol y de nuevo la maldita llovizna que no se sabe donde generará un caos o una inundación, a lo que se sigue el sonido de las sirenas, anunciando que alguien corre peligro o ha muerto y los pitos de los automotores atorados en el trancón. Los instantes son más largos que de costumbre y extraño, ebria de nostalgia, las tardes frente al mar, mirando en sus ojos la inmensidad reflejada en las pupilas enamoradas.

Caen las noches con la misma lentitud, oscureciendo un cielo gris iluminado levemente por un tímido arrebol, que pronto se desvanece. Sigo la rutina y respondo a las necesidades existenciales, semejante a una autómata cansada de repetir lo mismo como un robot obediente. Observo los fantasmas de las cosas dibujados en las sombras y odio su silencio. A veces quisiera que me dijeran algo e hiciesen algún movimiento. Excepto por el televisor, que a ratos me entretiene y hasta me quita el insomnio, cuando todo alrededor es similar al plano de un cuadro histórico.

Logro conciliar el sueño en algún momento, cual rendija por la que puedo escapar y descansar de la ausencia. Cincuenta años, en la luz y la oscuridad, no se olvidan en unos meses; cuanta falta hace. En ocasiones mi pecho duele y pienso en la muerte sorprendiéndome con un vértigo fulminante, a modo de regalo feliz, eximia del cansancio ante del dolor ocasionado por una agonía larga y solitaria, sin su amorosa presencia. La tierra no me lo devolverá y mis evocaciones, no son sino delirios de una vieja repasando lo inolvidable.

Las salidas en las mañanas a caminar, para impedir que se acaben de oxidar las gastadas bisagras de mi cuerpo, y los recreos que hago yendo a jugar dominó con los viejos amigos, me disipan, pero al regreso vuelvo a sentir esa añoranza que me siembra en los recuerdos. El futuro parece un charco de aguas estancadas donde no es posible navegar. Me agrada escribir las impresiones de esta etapa del existir, es liberador, y quizá para quien las encuentre, una vez me haya ido, sean un descubrimiento interesante. Quise hacer un diario en varias oportunidades cuando estaba joven, pero las ganas de vivir no me dejaron sacar lugar. Dejaré estas memorias sin fechas, lo que no hubiera hecho antes, porque el reloj ya no cuenta para mí.

Posiblemente sea este el momento para realizar lo que no hice, por carecer de paciencia y padecer de hiperactividad, pues ya no hay manera de andar corriendo e inventando sueños y esperanzas para ir tras ellos. Camino parecido a los osos perezosos y me gasto el tiempo en parsimonias, orando, cuidando las matas que me acompañan, contemplando los pajaritos que atraigo con plátanos maduros y agua azucarada en el jardín y tejiendo maquinalmente, como si las oscilaciones de las agujas en función de las puntadas, fuesen un remedio eficaz para la ansiedad que me sobrecoge, mientras aprendo el arte del desapego.

Patricia Helena Vélez R.
©Todos los derechos reservados.

SIN MÁCULA

Ante la sábana sin mácula, la miel se convirtió en hiel y Pablo regresó de la luna, pero no puso los pies en la tierra.  Poco después, Alma Lucero, en pleno siglo XXI, sucumbió en manos del impoluto machista fuera de cabales.

Patricia Helena Vélez.
©Todos los derechos reservados.