PRESAGIO
La noche en que cayeron los velos que
ocultaban sus misterios, un ave oscura aleteó sobre el manzano y se llevó las
crías de los pájaros cantores. Vi como un presagio aquella triste escena que
impresionó a la niña, quien desde la ventana observaba el jardín. Al instante,
los padres de la chicuela se acercaron y por unos segundos, echaron una ojeada,
entre tanto ella les narró el suceso, revelando al compás de los gestos, los
matices de las emociones en su alma grabadas. Entonces supe que yo era la tonta
amante embaucada y ellas su familia amada. La cortina se cerró y las siluetas
se desvanecieron en el interior de la casa. Abracé el árbol que en las sombras
me camufló mientras actué de espía y luego me alejé, dejando allí la rabia que
no tenía derecho a sentir. Él nunca cambiaría su gran señora, por una muñeca
desnudista cargada de billetes en las bragas.
Patricia
Helena Vélez.
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